Ermita situada dentro del casco urbano del pueblo, del que en
su día, su arco posiblemente hacía de entrada a
la población unido al muro que rodeaba
el perímetro de la población, en la visita
pastoral de 1.775 se comenta esta circunstancia.
La devoción mariana a la Virgen de la Aliaga,
en Muniesa, se pierde en la noche de los tiempos, hay constancia
de que en 1.585 ya existía la cofradía
que honraba a esta Virgen.
La ermita, con estilo propio de la arquitectura religiosa
barroca, del siglo XVIII, en 1752, tenemos
documentación notarial por la que una vecina de Muniesa,
Teresa Blasco, otorga testamento y donación
para contribuir a la construcción de la ermita.
Construida de mampostería, con una nave, que responde a
un tipo singular de edificio, su planta es de cruz griega
inscrita en un cuadrado y la ascensionalidad de su espacio interior
viene definida por la cúpula central con linterna.
Las plantas centralizadas se utilizaban mucho en esta época
para santuarios de peregrinación y ermitas, pero en este
caso su singularidad destaca por ser una capilla portal,
construida en alto, y que en su bajo, deja paso a la calle
La Fuente, a través de sus amplios arcos. Posiblemente
antecedentes de este tipo habría que buscarlo en la conversión
de antiguas puertas de muralla en ermitas.
La cubierta de la ermita semidestruída en 1.936, al reconstruirla,
se decoró la bóveda con pinturas de gusto popular.
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